Desde Nueva York: Lucía Parellada (Promoción XXXI Delta)

Lucía, cuéntanos qué has estado hacienda desde que saliste del colegio hasta la actualidad…

En estos 16 años no he dejado de aprender. Me licencié en Periodismo y en Ciencias Políticas y más tarde hice un Master en Comunicación. Trabajé en un partido político y luego en una consultoría de comunicación durante 5 años. Pero me equivoqué de carrera y también aprendí de mi error. Estudié un Master en Educación y soy profesora desde hace 5 años.

Estuve de misiones en México, estudiando en París y trabajando en Londres. Paralelamente, conocí a Eduardo, nos casamos y tenemos 4 hijos: Carlos (6 años), Emma (4), Miguel (3) y Rita (1).

Actualmente vivimos en Estados Unidos y soy profesora de Español en un “High School”. Una aventura que me permite continuar aprendiendo de todo: mi marido, mis hijos, mi profesión y ahora además una cultura diferente.

Y sobre los proyectos… ahora mismo tengo tantos que lo dejo en manos de Dios.

¿Cuál es tu mejor recuerdo de Canigó? ¿Recuerdas la anécdota más divertida de clase?

Tengo tantos recuerdos buenos que no sabría por dónde empezar… Creo que las convivencias en Torreciudad y en La Cerdaña fueron épicas, marcaron un antes y un después. También recuerdo con mucho cariño ser “jefe de día” o ayudar en la cocina con Ana De Udaeta y Carmela, las asambleas con la directora el día antes de irnos de vacaciones, el concurso de villancicos en Navidad, la fiesta de Sant Jordi y por supuesto el día en que “bautizamos” a nuestras muñecas con Sara Morante, Sarita. Y también momentos más cotidianos como rezar delante de esta Virgen tan tierna que hay en el oratorio, patinar, jugar a fútbol, a pichi y “a matar” en el patio y también las clases de costura con Ma. Dolores Azcoitia.

Confieso que nos hemos reído mucho en nuestro chat de canigonas por whatsapp rememorando todos estos momentos. Eso es lo mejor que me llevo del colegio: mis amigas.

¿Qué les dirías a las alumnas que están en el colegio y son futurasAlumni?

Les diría que sean conscientes de la suerte que tienen. Hay 2 aspectos importantes que al estar en Canigó no valoramos pero que con el tiempo adquieren un valor esencial en nuestra vida:

  • El amor y los valores cristianos. Puedo viajar a cualquier lugar del mundo y, sin importar la lengua ni la cultura hay algo que me une a otras personas: el amor de Dios y a Dios y los valores cristianos… Esto es universal. Se trata de un regalo que hemos recibido de nuestros padres pero también de nuestro colegio.
  • La formación humana: cuando sales de Canigó y te encuentras con la universidad, buscar trabajo, amigos nuevos, viajar … no importa si sabes las raíces cuadradas (¡Perdóname Pacha!), ni si sabes lo que significa “asíndeton” (¡Perdóname Marga!) lo que importa es tu carácter. Durante nuestros años en Canigó hemos aprendido a esforzarnos y perseverar, a ser pacientes, a trabajar en equipo, a ser respetuosas, a tener autodisciplina y autocontrol. Hemos aprendido a ser agradecidas, a tener buenos modales, a mirar con cariño al prójimo, a trabajar con alegría, a ayudar a nuestras compañeras… Esto es lo que nos hace fuertes y capaces.

Tanto la fe como la formación humana nos ayudan a enfocar las alegrías y las penas, los retos, las dudas, las decisiones, los proyectos… todo!

canigo-alumni-Washington

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