Desde Alemania: Cristina de Salas (Promoción XXXVI Igneo)

Cristina, hace poco has recibido un premio importante ¿nos puedes hablar de él?

Es un premio internacional que otorga la Sociedad Americana de Química anualmente a dos investigadores junior cuyos proyectos están relacionados con lo que se llama Química Verde, es decir, destinados a descubrir procesos más benévolos con el medio ambiente, alternativos a la química tradicional. Yo estoy trabajando en el reciclaje de gases contaminantes, y como es un proyecto pionero, aunque reconocido por la Sociedad Alemana de Químicos, cuando apliqué no me esperaba en absoluto ganar. Sin presentarme, el “no” ya lo tenía, y por eso me decidí, pero la verdad es que nunca te esperas ser una de las dos únicas dos personas del mundo que lo reciben. Además, la entrega de premios en Washington delante de unas 300 personas fue muy emocionante.

¿Cuáles fueron tus sueños al acabar el Colegio?

Pues la verdad es que ahora mismo no lo sé. Podría poner que desde pequeñita quería ganar el Premio Nobel de Química pero mentiría porque no me acuerdo… Aunque, supongo que ser feliz ¿no? En el fondo, digo yo, hacemos lo que hacemos para ser felices. Ya sea triunfando en tu carrera profesional, siendo madre de familia o yéndote de misionera. Supongo que el fin último al que aspira todo el mundo es ser feliz… Qué pregunta más difícil, Bea.

¿Qué valores te trasmitió Canigó y consideras esenciales en la actualidad? ¿Piensas que Canigó te ha dado herramientas para mejorar la sociedad? ¿Destacarías alguna?

El dar sin esperar nada a cambio. Hacer las cosas lo mejor posible por el mero hecho de hacerlas lo mejor posible, sin esperar ninguna palmadita en la espalda por parte de nadie (aunque luego está claro que el sentimiento satisfacción vale más que cualquier palmadita). Bueno, yo a veces también lo veo al revés, no solo dar sin esperar nada a cambio, sino pensar que el cambio ya te lo han dado. Valorar todo lo que tenemos sin haber hecho absolutamente nada para merecerlo, ya sea lo que nos puede sonar a tópico (sin serlo), como el haber nacido en un país que no está en guerra, algo más cercano como el haber recibido una educación privilegiada, o el simple hecho de que en Barcelona, dos de cada tres días haga sol…¡es increíble! (el clima alemán es lo que llevo). Cosas que no por estar fuera de nuestro alcance hay que dejar de valorar y agradecer, y eso me lo enseñó Canigó. Obviamente, no por hacer algo mal va a llover mañana, pero ¿para qué hacerlo mal si lo puedes hacer bien? Desde luego si la mitad de la sociedad pensara así el mundo sería otro.

¿Qué es lo mejor que te pasó en el colegio?

Conocer a mi aun íntimo grupo de amigas. En el colegio se forja entre amigos ese algo que no se puede explicar, y si encima gracias al colegio se tienen valores parecidos pasan a ser más que un cómplice, ¡un tesoro que vale un mundo!

¿Nos puedes contar algún recuerdo de tus amigas del colegio? ¿Sigues en contacto con ellas?

Te podría contar mil recuerdos, éramos una clase bastante movida así que anécdotas hay muchísimas. Una muy divertida ocurrió cuando fuimos a Pamplona toda la clase, después de cenar organizamos un show y juegos, con las profesoras. Hasta ahí fue todo muy normal, pero cuando subimos a las habitaciones la cosa se desmadró y acabamos haciendo una guerra de mochos, fregonas y hasta escobillas del WC…

Por suerte seguimos muy unidas, somos un grupo grande y sólido y nos vemos cada semana para tomar un café, cenar, celebrar algo, etc. Yo estoy fuera, pero entre Skype y Whatsapp es como si no me hubiera ido.

¿Qué aconsejarías a las alumnas del Colegio para que aprovechasen su estancia?

Que lo absorban todo, que se empapen de todo lo que les rodea. En la hora de mates con las mates y en deporte con deporte. Al acabar ya decidirán si quieren ser informáticos o atletas de competición, pero mientras, que aprendan todo lo que puedan de los libros, de las profesoras, de las compañeras y de los mossens. Lo mejor del conocimiento es que te abre las puertas a poder decidir. A ser libre. Y es que tener poder de decisión ¡es tener libertad!

Por último, tus abuelos fueron parte de los padres fundadores del Colegio. ¿Qué les dirías si pudieras?

Les diría que gracias, mil gracias. Por su esfuerzo, dedicación y empeño en fundar un centro volcado en todas las vertientes de la educación. Se dice rápido pero no es poco. Abuelos ¡gracias!


por Beatriz Engel Cellier | Promoción XII

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